FILOSOFIA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS UNO

lunes, 1 de marzo de 2010

PREGUNTA Nº 11 - en vímeo y en you tube -


¿Cómo es que expiando todos los pecados en el Purgatorio tiene uno al renacer que sufrir de nuevo por los pecados de la vida anterior, según la Ley de Causa y Efecto?

Respuesta: Hay dos actividades distintas en el Purgatorio. La primera es el borrar los malos hábitos. Por ejemplo, el borracho desea beber tanto ahora como después de morir, pero ahora no tiene ni estómago ni canal alimenticio para contener el licor, así que, aunque pueda ir a las tabernas o meterse en una barrica de, whisky sumergiéndose en el licor, no obtiene satisfacción alguna, pues allí no se producen las emanaciones que emite la
combustión química que se efectúa en el estómago. Así que sufre todas las torturas de Tántalo: “agua, agua por todas partes, pero ni una sola gota para beber”.
Pero, como el deseo en este mundo se consume cuando comprendemos que no puede gratificarse, así también, a su debido tiempo, el bebedor se cura de su deseo de bebidas, porque no puede obtener licores, y renace inocente de todo mal, por lo menos en lo que a ese vicio en particular se refiere. Sin embargo, es necesario que domine su vicio conscientemente, así que, en cierto tiempo, la tentación irá a ponerse en su camino. Cuando haya crecido, un compañero podrá invitarlo a “tomar una copa”. Entonces depende de él que acceda o no. Si accede, peca de nuevo y debe purificarse otra vez, hasta que los
acumulados sufrimientos de las repetidas existencias purgatoriales le hagan repugnar la bebida. Entonces se habrá sobrepuesto conscientemente a la tentación y no sufrirá más por aquélla.
En cuanto al mal que hayamos hecho a los demás, como por ejemplo, cuando hayamos tratado cruelmente a un niño puesto a nuestro cuidado, golpeándolo o maltratándolo en cualquier forma, las escenas en que obramos mal se imprimirán sobre el átomo del corazón; más tarde el panorama será transferido al cuerpo de deseos, y el panorama de la vida, que se desarrolla hacia atrás, traerá nuevamente esas escenas ante nuestra conciencia. Nosotros entonces sentiremos todo lo que el niño sintió cuando fue nuestra víctima; sentiremos todos los malos tratos que le infligimos tal como el niño los sintió; sentiremos todas sus angustias mentales y mortificaciones; sufriremos pena tras pena, y entonces, cuando renazcamos, nos encontraremos con nuestra víctima y se nos presentará la oportunidad de beneficiarlo, en vez de hacerle daño. Si así lo hacemos, santo y bueno; si nuestra antigua enemistad se afirma nuevamente como antes, entonces volveremos a sufrir en el próximo purgatorio, hasta que aprendamos por último a ser compasivos y cariñosos con los que están a nuestro cuidado.
De manera, pues, que no sufrimos de nuevo por los pecados cometidos en una vida anterior; nacemos inocentes, gracias al purgatorio, y todo mal acto que cometamos es un acto de libre voluntad. Pero las tentaciones vienen a nosotros para comprobar si la purificación ha sido suficiente, para enseñarnos las lecciones necesarias, y es nuestro privilegio caer en ellas o mantenernos firmes y fuertes en el bien.

Max Heindel
FILOSOFÍA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS TOMO PRIMERO
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