FILOSOFIA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS UNO

lunes, 1 de marzo de 2010

PREGUNTA N° 54 - en vimeo y en you tube -


PREGUNTA N°  54

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Si una persona ha perdido la memoria debido a una conmoción nerviosa o a una fiebre, ¿afecta eso al cuerpo vital y le impide renovar los recuerdos de la vida en los tres días que siguen a la muerte?


Respuesta: No; la memoria es de tres clases. Existe en primer lugar el recuerdo obtenido por intermedio de nuestros sentidos. Miramos en torno nuestro, vemos y oímos ciertas cosas y esas impresiones se graban en las células del cerebro, y somos capaces de
recordarlas conscientemente, pero no siempre, sino en diversos grados, pues la memoria es extraordinariamente caprichosa, y si sólo existiera este medio de recordar nuestras vidas, la Ley de Causa y Efecto casi no podría obrar. Nuestras vidas en el más allá no serían una consecuencia fiel de lo que hubiéramos hecho o dejado de hacer en el pasado.
Hay otra memoria, y es la que la ciencia llama la mente subconsciente. Así como el éter lleva a la cámara fotográfica la impresión de todo el paisaje que está ante ella, hasta en sus menores detalles, sin tener en cuenta si el fotógrafo los ha observado o no, así también el mismo éster que lleva la imagen a nuestra retina, lleva a nuestros pulmones una imagen igual, imagen que la sangre absorbe, y como la sangre pasa por el corazón ese recuerdo se graba indeleblemente sobre el sensible átomo-simiente que está situado en el ventrículo izquierdo del corazón, cerca del ápice. Las fuerzas de ese átomo-simiente se las lleva el espíritu al morir y contienen el recuerdo de toda la vida hasta en sus más mínimos detalles, así que hayamos observado o no los hechos en cierta oportunidad, están sin embargo, allí. George du Maurier ha escrito una obra llamada ‘Peter Ibbetson” donde se explica claramente esta teoría de la memoria subconsciente. Peter Ibbetson, prisionero en una penitenciaría inglesa, aprendió a “soñar de verdad”, es decir, a poner en cierta posición su cuerpo para mirar las corrientes de éter internas, así que por la noche podía ponerse en
contacto con cualquier escena de su pasado que quisiera; entonces se veía él mismo como
espectador, y se contemplaba entre sus padres y compañeros de juego en el mismo ambiente en que se había desarrollado la escena con la que se ponía en contacto. Y veía toda la escena con muchos más detalles que los que él había notado cuando los sucesos tuvieron lugar materialmente. Esto era debido a que bajo esas circunstancias podía ponerse en contacto con su propia memoria subconsciente. No se hubiera podido poner en contacto con el futuro, pero su pasado si estaba inscrito en su corazón y le era, por consiguiente, accesible bajo las condiciones debidas. De esta memoria subconsciente se toma el panorama después de la muerte, y como ese panorama depende de la respiración solamente, continúa a pesar de todas las demás circunstancias de la vida del cuerpo, y aunque el hombre pierda su memoria consciente y no puede recordar nada a voluntad la memoria subconsciente conserva todo el pasado y lo mostrará oportunamente.

Max Heindel
FILOSOFÍA ROSACRUZ EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS TOMO PRIMERO


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